Caso Cerrado

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Jaime tomó el recibo del parking y condujo su BMW hasta la calle, acompañado únicamente por el perfume de Laura enroscado en su cuello.

Laura se demoraba en la habitación del hotel que acababan de compartir, tratando de eliminar en su cuerpo las huellas de aquella explosión hormonal que, como una mala gaseosa, había tardado escasos minutos en desbravarse. 

Con la toga puesta y visto desde el banquillo de los acusados, Jaime parecía más atractivo.

Tras varios meses y recursos, la sentencia había sido favorable. Se sentía aliviada. “No era un mal abogado, después de todo.” Se dijo.

Suspiró. Se atusó el pelo y salió de la habitación.

Jaime llegó al despacho minutos después y colocó el expediente de Laura en la pila de casos cerrados. Dando también por concluido su pacto semanal de encuentros furtivos que nunca sobrepasarían los límites de las sábanas ni del secreto profesional. 

3 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Anónimo dice:

    Esta vida es un continuo cerrar y abrir expedientes, unos más cotidianos,placenteros, alegres, e incluso interensantes que otros………… particularmente prefiero los otros.
    Gracias Concha

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  2. Anónimo dice:

    cuando otro Concha, p.f.
    RS

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  3. C. Mayo dice:

    Pues es que estoy muy centrada en la producción para concursos y siempre piden que sean textos inéditos (incluso en Internet…)

    Muchas gracias por seguirme y por tus comentarios 🙂

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